El recorrido tuvo una duración de aproximadamente dos horas, se hicieron varias paradas a fin de que el contingente de ciclistas – muchos de ellos muy abrigados, por las bajas temperaturas y lluvia – se mantuviera más o menos unido, estimo éramos unas 350 personas, niños, jóvenes y adultos.
Cuerpecito latino enchamarrado al estilo Michelin.
Aquí entre nos, como yo me levanté un poco tarde por la desvelada de la noche anterior, me uní al grupo en un punto estratégico, aún así, realicé y los acompañé la mayor parte del paseo. Terminé cansada, sedienta y con hambre, así que, sin dudarlo, me refresqué e hidraté el cuerpecito, con la cerveza más cercana: medio litro de una estilo vienna lager…
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Foto, cortesía UABICI/Por: Nelly Calderón |
Bicis incluyentes.
En el paseo, me llamó la atención la presencia de bicicletas tandem varias de dos, y una ¡hasta de tres asientos!. La mayoría de las bicicletas dobles que por ahí ví, son parte de un proyecto que se llama “Paseo a Ciegas”, y que se está implementando en diversas ciudades por iniciativa y apoyo de organizaciones civiles, consiste en compartir la bici con una persona con debilidad visual que es quien se sienta atrás, a fin de que disfrute la experiencia de pasear en bicicleta, de sentir el aire, la brisa, los sonidos de ciudad, pedaleando. Considero que es un proyecto muy bonito que muestra un gran corazón, paciencia y excelente manejo de la bicicleta, por parte del conductor que va enfrente.
Deseo que sea un proyecto muy exitoso, posteriormente pretenden incluir a personas con Síndrome de Down y con Autismo. No tomé fotos de estas bicis, pero si quieren ver más imágenes de esto que les platico o del paseo, pueden visitar la página de UABICI o Pro ciclo Va en Facebook 😉