Mientras leía uno de los letreros con información que se instalaron para la celebración de los 25 años de la caída del muro de Berlín, una señora en bicicleta, me hizo plática y me compartió su experiencia de como vivió la caída del muro; así espontáneamente y sin pedirlo…sinceramente me sorprendió su apertura, me alegré y recibí su historia con mucho gusto y atención:
Sin saber que esta persona con casquito, me compartiría un momento de su vida, tomé la foto. Simplemente me gustó el ángulo y el escenario. Maravillas de la vida. |
Ella vivió en la DDR, o sea, la República Democrática Alemana o Deutsche Demokratische Republik como sería el nombre en alemán. El 9 de noviembre, la noche en que hizo oficial que los ciudadanos del Este podían salir sin permiso, sin pasaporte y sin visa, ella estaba en su casa, pero no se enteró del anuncio, sino hasta el día siguiente.
Me platicó que el 10 de noviembre muy temprano se acercó caminando al puente Oberbaum, el cual atraviesa el río Spree, une los distritos de Kreuzberg y Friedrichshain y en áquel entonces había una torre de vigilancia. Dijo que le extrañó no ver a los guardias, y que al igual que ella, varios ciudadanos miraban la frontera, que se acercó aún incrédula y muy cautelosa. Temblorosa, se animó a cruzar el puente.
Tenía miedo – agregó – que de repente aparecieran los guardias y también porque tenía años sin cruzar, años de haber vívido en esa parte de la ciudad, no sabía exactamente que hacer con mi vida o a donde ir. El primer día crucé el puente y sólo camine un kilómetro a la redonda, al segundo día un poco más lejos y así sucesivamente hasta que animé a ir más allá de los 100 kilómetros. Fué una sensación extraña no estaba a costumbrada a la libertad.
Vivir en la DDR – continuó – era estar siempre vigilado, no podíamos confíar en nadie, ni expresar nuestra opinión, había espías por todos lados. Yo vivía en la calle del parque, Mauerpark, donde estaba el muro y todos los días veía a la gente del Oeste que se asomaban por el muro para vernos. Nos saludaban con la mano. Yo no me atrevía a responderles el saludo, tenía miedo que me vieran los espías.
Aunque – dijo en expresión pensativa – no era del todo mal…al menos no había desempleo, había trabajo para todos. Ahora que comparo, no porque sea una Alemania significa que todos tienen trabajo o que no haya pobres. A nosotros no nos faltaba nada para vivir. Nunca me he subido a un auto, no tengo licencia de manejo. Desde la caída del muro, sólo he conducido mi bicicleta. Con mi bici me transporto a todas partes, tanto aquí en la ciudad como alrededor. Los fines de semana y en las vacaciones hago tours por diferentes lugares: pedaleo todo el día, llego a un hotel, duermo, y al siguiente día sigo sin rumbo, hasta donde me lleven las ruedas de mi bici. He viajado mucho a los países vecinos, pero siempre con mi bici. ¡Eso es libertad!. ¡Soy feliz!. Me gusta más la vida sin el muro.
¿Le puedo dar un abrazo? – le pregunté
– ¡Claro!
– Muchas gracias por contarme su historia.
Sonrió, sonreí y nos despedimos. Ella en su bici y yo a pie.
Ojalá que ya no existieran los muros entre países o entre ciudades…
A continuación les comparto algunas imágenes de como van los preparativos para la celebración del 25 Aniversario de la caída del muro de Berlín, y una exhibición sobre el tema “DDR” (RFA) que instalaron en un centro comercial en Potsdamer Platz, uno de los lugares emblemáticos de la capital alemana:
Exhibición en Potsdamer Platz “25 Jahre Fall der Berliner Mauer” |
Preparativos del “Muro de Luz” donde instalarán 8000 globos con luz donde antes estaba el muro. Información aquí: http://www.berlin.de/mauerfall2014/25-jahre-mauerfall/ |
Este fin de semana habrá que unirse al festejo, celebrando con unas buenas cervezas alemanas. Prost! 😀